Una moda o una necesidad; tendencia o snobismo. Lo cierto es que las residencias artísticas clasifican como uno de los tips en el arte contemporáneo. Participar en una de ellas constituye casi una obligación para los más jóvenes.
En su origen (a fines de los 90) estas iniciativas fueron adoptadas por grupos o centros de estudios independientes, pero en los últimos tiempos, instituciones como el Fondo Nacional de las Artes han colaborado e impulsado decididamente estos proyectos.
Pablo Guiot viene de dirigir una de ellas en una aislada casa de Tafí del Valle (organizada por El Pasaje) de la que participaron de media docena de artistas.
- Contame qué es una residencia.
- Hay muchos formatos de residencia, pero en términos generales, se trata de una reunión de artistas en un espacio físico donde conviven y producen obras durante un tiempo. Los artistas son seleccionados según los proyectos que piensan desarrollar, y son apoyados por un equipo de coordinadores y asistentes. El propósito es enriquecer y ampliar el horizonte creativo del artista, sacándolo de su contexto habitual (su taller, su ciudad), para confrontar su producción con ese nuevo lugar. El carácter grupal y la convivencia diaria generan relaciones con los pares, haciendo que la producción objetual y de pensamiento se activen. Algunas se desarrollan en centros urbanos, donde se programan actividades para conocer la escena local, y otras en zonas más despobladas, donde se propone un trabajo más introspectivo y en contacto con la naturaleza.
- Acabás de dirigir una residencia...
- Sí, coordiné una en Tafí del Valle, organizada por El Pasaje, donde cuatro artistas, Walter Tolaba (Catamarca), Guillermo Córdoba (Córdoba), Cindy Mamaní (Tucumán), y Gaspar Núñez (Tucumán), desarrollaron sus proyectos durante seis días. Parte de ese proceso fue expuesto en la Casa del Turista en el centro de Tafí. La exposición, que se llama “Artistas en residencia”, podrá visitarse allí por un par de semanas.
-¿Qué diferencia habría entre una clínica y una residencia?
- Una residencia consiste en poner todos los medios al alcance de un artista para que este desarrolle un proyecto con la mayor comodidad posible (en general, se trabaja con artistas que ya tienen cierto cuerpo de obra). Una clínica es una instancia más formativa, donde se ponen en conflicto y se desarrollan los procesos por los cuales los artistas van llegando a ciertos resultados.
- Vos participaste en algunas y ahora estás en el lugar de la dirección ¿Cómo es el cambio?
-Fui seleccionado para dos residencias: El Basilisco, en Avellaneda (Buenos Aires en 2005), donde desarrollamos un trabajo con un artista sueco. Y la otra fue URRA, en 2010, en Buenos Aires; éramos unos 15 artistas de diferentes partes del mundo. Pasar de ser un artista en residencia a coordinar una es una experiencia intensa. Uno trata de contagiar y transmitir lo que aprendió. Como sé lo que se siente del otro lado, podía identificarme con los sentimientos que florecen en medio del proceso: la euforia y angustia, por ejemplo. La idea era conectarme con ellos para que confíen en sus proyectos y los puedan llevar adelante.